Selling a War
“Remember the Maine! And don’t forget the starving Cubans!” and “Remember the Maine–to hell with Spain!” were common rallying cries in American newspapers, political cartoons, and magazines in the aftermath of the sinking of the USS Maine in Havana Harbor, on February 15th, 1898. Newspapers tycoons and publishers William Randolph Hearst and Joseph Pulitzer quickly accused Spain of the sinking and set in motion the public opinion in favor of military intervention. Many of those newspapers and political cartoons failed to mention that the USS Maine’s mission in Cuba, was neither altruistic nor unsolicited, its mission was to safeguard American property and investments during the Cuban War of Independence (1895-1898). Such a heavy military presence in Havana Harbor not only ensured the protection of the American economic interests but also materialized the Monroe Doctrine and propelled the role of the United States as a world power.
On April 23rd,1898 President William McKinley (1843-1901) issued a call for 125,000 volunteers to join the army. This allowed for the nationalization of the Texas Volunteer Guard. Although the Texas Volunteers did not make it to Cuba ( Texas Volunteers List with link/map here ), Texas provided the place for training the famous voluntary cavalry regiment the “Rough Riders”. Theodore Roosevelt (1858-1919) and Colonel Leonard Wood (1860-1927) (future Military Governor of Cuba from 1899-1902) trained their unit in San Antonio, Texas, and after that, they were allowed to sail for Santiago de Cuba on June 13th, 1898.
The last trade cards in the Chocolates Juncosa collection (chromos 29-36) depict the American involvement in the war, mainly in the eastern part of Cuba. This part of the island endured the brunt of the war and saw the sinking of the Spanish fleet in Santiago de Cuba’s harbor on July 3rd, 1898. However, these images present an undisputed version of the Spanish fleet and a sinking American ship in Santiago’s harbor.
These visual references leave us with a crucial observation: the absence of the Cuban forces. It is as if the island’s only purpose is to be the battleground of the war. This point is especially important because it reminds us of the American arrogance in denying the victorious entrance of Calixto García’s troops in Santiago de Cuba. In fact, General Calixto García (1836-1898) provided the strategic support and intel for the American troops to successfully land in the Oriente Province (eastern Cuba). That brings us to the Treaty of Paris, a treaty that in many respects saw the birth of a new Empire and how imperialist forces weave a narrative of erasure
Vender una guerra
“¡Recuerden el Maine! ¡Y no se olviden de los cubanos hambrientos! “ y “Recuerden el Maine - ¡al infierno con España!” fueron gritos de guerra comunes en los periódicos estadounidenses, caricaturas políticas y revistas, luego de la explosion del Maine en el puerto de La Habana, el 15 de febrero de 1898. Los magnates de la prensa William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer rápidamente acusaron a España del hundimiento y pusieron en marcha la maquinaria propagandística a favor de la intervención militar. Muchos de estos periódicos y caricaturas políticas dejaron de mencionar que el objetivo del Maine en Cuba no era ni altruista ni deseado. Su misión era salvaguardar la propiedad y las inversiones estadounidenses durante la Guerra de Independencia (1895-1898). Esta presencia militar en el puerto de La Habana no solo aseguraba la protección de los intereses económicos estadounidenses, sino que también materializó la Doctrina Monroe e impulsó el papel de Estados Unidos como potencia mundial en el escenario internacional. El 23 de abril de 1898, el presidente William McKinley (1843-1901) convocó a 125.000 voluntarios para que se unieran al ejército estadounidense. Esto permitió la nacionalización de la Guardia Voluntaria de Texas. Aunque los voluntarios de Texas no llegaron a Cuba, Texas proporcionó el lugar de entrenamiento del famoso regimiento de caballería los “Rough Riders”. Theodore Roosevelt (1858-1919) y el coronel Leonard Wood (1860-1927) (futuro gobernador militar de Cuba desde 1899 hasta 1902) entrenaron a este regimiento en San Antonio, Texas, y luego se les permitió embarcarse hacia Santiago de Cuba en el 13 de junio de 1898. Los últimos cromos de la colección Chocolates Juncosa (cromos 29-36) muestran la participación estadounidense en la guerra, principalmente en la parte oriental de Cuba. Esta región de la isla sufrió la peor parte de la guerra y evidenció el hundimiento de la flota española al mando del almirante Pascual Cervera en el puerto de Santiago de Cuba el 3 de julio de 1898. A pesar de esto, lo que estas imágenes nos muestran es una entrada victoriosa de la flota española y un barco de guerra estadounidense hundiéndose en el puerto de Santiago de Cuba. Estas referencias visuales nos dejan con una observación crucial: la ausencia de las fuerzas independentistas cubanas. Tal parece como si el único propósito de la isla era ser el campo de batalla de la guerra. Este ausencia también nos recuerda la arrogancia estadounidense al negarle la entrada victoriosa a las tropas de Calixto García (1836-1898) en Santiago de Cuba. El general Calixto García fue una figura esencial, que le proporcionó el apoyo estratégico y la inteligencia a las tropas estadounidenses para que desembarcaran con éxito en la antigua provincia de Oriente. Por último, llegamos al Tratado de París, un tratado que en muchos aspectos vio el nacimiento de un nuevo Imperio y el despliegue de las fuerzas imperialistas para crear una narrativa de silenciamiento histórico.